Angitia (el nombre en latín de la osca Anagtia), es una diosa serpiente y curativa osca que era especialmente venerada por los Marsi, una tribu guerrera de personas que vivían al este de Roma en las montañas de los Apeninos (a veces llamadas por ellos las colinas marcianas). ) y que hablaba un dialecto sabelán. Era famosa por su habilidad para curar a los que habían sido envenenados, especialmente a los mordidos por serpientes, y se decía que tenía el poder de matar serpientes a través de encantamientos hablados. Los mismos Marsi compartían Su reputación como curanderos, magos y encantadores de serpientes y, de hecho, hasta el día de hoy, los Serpari, o cazadores de serpientes de la zona, son muy apreciados. En la Roma del siglo I d.C., los Marsi tenían fama de ser curanderos y adivinos, y su tierra se consideraba un semillero de brujería.
Angitia era famosa por su conocimiento de las hierbas curativas, y fue honrada con una arboleda, Silva Angitia o Lucus Angitiae, y un templo (con tesoro completo) en la orilla suroeste del lago Fucino. Fucinus era un gran lago (más de 30 millas de circunferencia) que no tenía salida y que era propenso a desbordarse en los pueblos cercanos después de las lluvias de primavera, razón por la cual fue drenado en el siglo XIX. Se decía que Umbro, un sacerdote legendario y vidente de Marsi, como Angitia, era un encantador de serpientes y un sanador que podía curar sus mordeduras; según la Eneida, se dice que el lago Fucino lloró por él cuando murió en la batalla.
Se cree que el nombre de Angitia se deriva de angrye , "enojar", refiriéndose a su habilidad para matar serpientes, o anguis, "serpiente" o "serpientes". Algunas inscripciones mencionan a Angitia en plural como grupo, las Angitiae (al igual que Sulis y Sulivae), y en una inscripción, se la menciona con Angerona, la diosa del silencio y el solsticio de invierno. Según Servio, Angitia era el nombre que se le dio a la bruja Medea, que huyó a Italia después de que se descubriera su complot para envenenar a Teseo. Medea está muy asociada con la hechicería y las serpientes o dragones, por lo que se la identificó con la serpiente nativa marsiana y la diosa mágica.
La moderna región italiana de Abruzzo, aproximadamente la patria de los Marsi, todavía está asociada con las serpientes, personificadas en la Fiesta de los Serpari. Esta fiesta se menciona por primera vez en la época medieval (aunque probablemente sea mucho más antigua) y se celebra en el pueblo de Cocullo, el primer jueves de mayo. Los Serpari son una hermandad hereditaria de encantadores de serpientes que juegan un papel importante en el festival. En algún momento alrededor del primer día de la primavera, los Serpari reúnen las serpientes locales (principalmente la serpiente rata de cuatro líneas, una especie grande, aunque de modales tranquilos, que no es venenosa) y las llevan de regreso a la aldea, donde se les quitan los colmillos. Luego se guardan en cajas de madera o frascos de terracota hasta el festival y se tratan bien. El día de la fiesta, los peregrinos se reúnen en la iglesia de San Doménico para ser curados, pues, como Angitia, Se cree que el Santo tiene poderes curativos, especialmente en la curación de mordeduras de serpientes, mordeduras de perros rabiosos y dolores de muelas. Después de la Misa, la imagen del Santo es sacada de la iglesia en procesión y cubierta con serpientes vivas, seguida por los Serpari y otros fieles, también cubiertos con serpientes. En una tradición anterior, las serpientes se mataban y se comían en un festín, pero ahora se sustituye por pan, formado en varias formas de serpientes, algunas en forma de serpientes entrelazadas; otros hechos como anillos entrelazados de serpientes, mordiéndose la cola, como Ouroboros; ¡o en forma de serpiente con escamas de almendras rebanadas y ojos de granos de café! Hoy en día no los matan, sino que los devuelven a la naturaleza cuando termina el festival. Y, por cierto, a las serpientes les crecen continuamente nuevos dientes y reemplazarán los colmillos perdidos en tan solo una semana, dependiendo de la especie.
Nombres/ortografías alternativas: Angizia, Anagtia, Anagtia Diiva, Anguitia, Anguitina, Angitia; Anceta, una diosa curativa de Paelignian es probablemente el mismo nombre en el dialecto de Paelignian. La Bona Dea de Roma es casi con toda certeza la misma Diosa, y cabe señalar que Su festividad es a principios de mayo, al igual que la de San Domenico.
Angitia también se asoció con la hechicera griega Circe.
La Diosa Angitia en la Alta Magia:
A la Diosa Serpiente se la venera en oscuridad, se aprende su lenguaje primero, dicen que ella otorga su habla para que aquellos que quieran renacer servir a la Naturaleza y a los propósitos de la brujería. Su lenguaje puede ser sanador como destructor, la Diosa es conocedora de la medicina, tiene la facultad de regenerar y cambiar por completo la vida de una persona. Para bien o para mal.
Para el trabajo con la Diosa Angitia se debe tener un altar negro, velas oscuras, se recomienda tan sólo una y que en el recinto no brille más que una vela como iluminación, los conjuros se leen susurrando y siseando para imitar el siseo de la serpiente. Se colocan muchos inciensos fuertes, la ofrenda debe ser vino tinto o un racimo de uvas. La piel de serpiente o una serpiente disecada también es propio para el uso como talismán o elemento de trabajo.
Imágenes de serpientes jamás deben faltar en el Altar, para nosotros las diosas que rigen a las serpientes son sumamente importante s porque representan la capacidad de renovación, carga de energía, protección y sobre todo el carácter de este arquetipo. Nosotros nos mantenemos en calma por mucho tiempo, aguardamos y somos veloces para actuar en situaciones de peligro. La sabiduría de la serpiente es muy útil para el iniciado y el practicante por no decir que es de vital importancia.
Espero les haya gustado
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