Uno de los Papiros perteneciente al Libro de los Muertos: Cuando un egipcio moría, su alma era conducida al juicio de los dioses, de la mano de Anubis, el guía, el juicio era precedido y apuntado por Thot, ante los jueces Osiris e Isis. Escena: Un faraón muere, su espíritu es llevado al juicio final e la mano de Anubis, Dios Guía de las almas, ante los jueces de los humanos, los dioses padres: Osiris e Isis. Thot dios del conocimiento, las acciones humanas, quien otorgaba el destino a los humanos precede el juicio. Lo apunta todo, recuerda todas sus vivencias, las buenas las malas, sus aciertos y desaciertos. Culpas, apegos, tristezas, amores, afectos, alegrías. Aphofis en un costado de la balanza como el devorador espera la sentencia para engullir el alma del injusto y condenarla a vagar en el vacío. El corazón del fallecido es pesado en la balanza de la justicia, junto a la pluma de Maat. Esta última dirá aquel corazón justo que iguale su peso, aquel corazón que pese más por haber sido injusto un viaje a los intestinos de Aphofis le espera. Por el contrario el justo vuelve a renacer en un estadío superior, los espíritus evolucionados vibran en la única energía que une al mundo, el amor. La muerte para un egipcio significaba sólo un paso, un peldaño más, una reencarnación más en el ciclo cósmico que dura 25920 años, son 700 reencarnaciones donde el alma trasciende al cosmos luego de su aprendizaje y comprensión, aquellas que cometen errores graves, crímenes nefastos, no siguen reencarnando se quedan en el plano terrenal a purgar como alma en pena, hasta que aceptan sus errores y eligen purgar sus pecados en la siguiente vida, este proceso puede llevar más de un ciclo dependiendo de la voluntad de cada uno. Este ciclo cósmico equivale a la traslación y recorrido del sistema solar a través de las diferentes constelaciones.
Distintas fuentes de mitología egipcia.
Fotografía: Papiro Hounefer. Tribunal de Osiris.
